¿Por qué te digo todo esto? Porque quiero que sepas que tú también puedes tener estos resultados, y ¡hasta más!

No tienes que endeudar a 3 generaciones de tu familia para cursar un posgrado. Yo no lo hice.

No tienes que quemar 2 o 3 años de tu vida para obtener un título abstracto, totalmente alejado de las necesidades de la industria, que se devalúa tan pronto como te gradúas. Yo no lo hice.

No tienes que ralentizar o, peor, detener tu progresión por la barrera lingüística. Si no sabes inglés, puedes aprender todo lo que necesitas en tu lengua natal, justo aquí.

El punto es que no soy especial, ni tengo una inteligencia por encima del promedio. Lo que sí tengo es una filosofía abocada a la práctica, no a la teoría. A las acciones, no a las palabras. A lo que puedes demostrar, no a lo que dices saber.

Si eres de los que disfruta aprender haciendo, ¡bienvenido! Estás en el lugar ideal.

¿Qué es DataSmarts?

La formación constante es la clave para triunfar en este mundo. Sin embargo, es difícil aprender cuando los recursos a nuestra disposición nos dificultan esta tarea, en vez de invitar al estudio.

El enfoque de DataSmarts es ofrecer conocimiento sobre machine learning y computer vision que sea vigente, basado en la práctica, 100% en español, priorizando la diversión y la simpleza sobre las fórmulas crípticas, la teoría verborreica y el lenguaje académico.

El idioma no tiene que ser una barrera al aprendizaje.

Mi misión, realmente, es llegar a todo el mundo hispanohablante, empoderando a la mayor cantidad de personas posibles a hacerse un nombre en esta industria, sin necesidad de “credenciales” o un segundo lenguaje, lo cual, en mi opinión, conducirá a nuestros países a un mayor nivel de desarrollo y prosperidad.

Mi Historia

¿Alguna vez has estudiado con un cerebrito? Seguro que sí. Conoces el personaje, ¿no? Esa persona que a dondequiera que va, lleva una pila de libros consigo, que es el primero en entregar las tareas y siempre sacaba las mejores calificaciones. 

Bueno, ese era yo en el colegio: Un nerd consumado. 

Comía, dormía y respiraba libros. Vivía por los exámenes. Después de todo, es lo que se supone que debes hacer, ¿no es así? Aprenderte las fórmulas, memorizar los conceptos, obtener las notas más altas y matarte para entrar a una buena universidad.

¡Así es como construyes un futuro! 

Si tan solo fuera así de fácil…

La Universidad

Mis años de universidad empezaron como una extensión de mi experiencia en el colegio: calificaciones impresionantes, muchas horas de estudio, una vida social raquítica y la esperanza de que si seguía el camino predeterminado, no podía fallar.

Ya adentrado en mis estudios superiores, empecé a notar que algo no estaba bien. Mi motivación para asistir a clases languidecía, puesto que la abstracción en las palabras de mis profesores me dificultaba hallarle sentido a sus lecciones. 

Con frecuencia me preguntaba: ¿Cómo se conecta esto con el mundo real? ¿Realmente necesito memorizar modus ponens? Si se supone que estoy estudiando Ingeniería de Computación, ¿por qué paso más tiempo en salones de clase que con mis manos en un teclado y mi vista en una terminal?

Tomando las Riendas

Más o menos a partir del segundo año decidí no ir más a clases. En cambio, opté por estudiar a mi ritmo, con mis métodos, bajo mis normas.

Mi rutina consistía en levantarme a las 7:00 AM, desayunar, inyectarme café intravenoso para contrarrestar mis terribles hábitos de sueño, dirigirme a la biblioteca de la universidad, y sumergirme en el material que, a unos cuantos edificios de distancia, mis profesores impartían en su jerga académica.

A veces este modus operandi se aplicaba a las noches también. 

La prueba de fuego de mi estrategia rebelde serían los parciales. ¿Me desempeñaría tan bien como mis compañeros más juiciosos? ¿O el fracaso de mi método quedaría patente? 

No mentiré, en más de una ocasión sentí que mi conocimiento no estaba a la altura del de mis pares, pero afortunadamente, los resultados respaldaron mi decisión. Después de todo, el ir a clases no era necesario.

Fue ahí cuando empecé a ver las costuras del sistema universitario actual.

El Nacimiento de una Vocación

Mi solitaria senda de aprendizaje continuó durante el resto de mi carrera. 

Verás, nunca he sido el más brillante, ni el más veloz al momento de interiorizar nuevos conceptos. De hecho, considero que tengo que esforzarme el doble que la mayoría para poder alcanzar el mismo nivel. 

En otras palabras: Soy lento. Por fortuna, Dios lo que no me otorgó en velocidad, me lo dió en disciplina.  

Con los años he desarrollado innumerables mecanismos para hacer el conocimiento accesible para mí, para traerlo a mi nivel, expresándolo en términos sencillos, fácilmente digeribles. 

En mis años universitarios, solía realizar guías para “dummies”, donde explicaba con peras y manzanas cómo funcionaba un compilador, un sistema operativo, un traductor…

En otras palabras, descomponía y simplificaba lo más que podía estos conceptos intimidantes, haciéndolos amigables, accesibles y hasta coloquiales.

Ahora bien, estas guías eran para mí, de uso personal. 

Imaginarás mi sorpresa cuando, una tarde, estando en la biblioteca, vi cómo un grupo de unos 10-12 estudiantes que jamás había visto en mi vida, se preparaban para un parcial… ¡Con una de mis guías!

A día de hoy, no tengo idea de cómo la obtuvieron. Lo que sí recuerdo es a uno de ellos diciéndole a sus compañeros: “¡Esta vaina está brutal! Ojalá las clases fueran así de sencillas”.

Decirte que al escuchar eso no me sentí en la cima del mundo sería una enorme falsedad.

Con el tiempo, más y más personas empezaron a usar mis guías, y más de uno se me acercó para pedirme ayuda entendiendo un tema difícil, para prepararse para un examen o simplemente para estudiar juntos, ya que les gustaba mi estilo jocoso y desenfadado. Incluso, llegué a ganar un poco de dinero prestando mis servicios.

¿Tal vez tenía talento para enseñar? 

Este NO Era el Plan…

Mis últimos meses de universidad fueron una amarga dosis de realidad. 

En esos momentos estaba haciendo mis prácticas en una importante empresa en Caracas, Venezuela. Armado con mis buenas calificaciones, asumí que estaba más que preparado para incursionar en el mundo laboral con el pie derecho.

Bueno, no sólo empecé no empecé con el pie derecho… Ni siquiera con el izquierdo… Lo más acertado sería decir que me caí de culo. ??‍

Nada de lo que tenía que hacer tenía sentido.

¿Servicios web? ¿REST? ¿APIs? ¿Microservicios? ¿De dónde salieron estas extrañas palabras? ¿Acaso me encontraba en otro planeta, donde la gente hablaba un idioma distinto? 

Por más que me esforzaba, no hallaba en mi banco mental de información, conceptos, teoría, parciales, proyectos o lecciones que me ayudaran a desenmarañar mi lista de quehaceres. Nada en mi base de datos neuronal se parecía a lo que mi trabajo requería de mí.

En otras palabras: no estaba ni remotamente preparado para ejercer.

Fue ahí cuando llegué a una triste y dolorosa realización: La universidad me falló. Cinco años de arduo estudio no me enseñaron nada o, al menos, no lo suficiente, para desenvolverme en la industria. 

Un Nuevo Comienzo

Después de mi traumática primera experiencia laboral, me gradué de Ingeniero de Computación. Visto lo visto durante mis prácticas, este logro no despertó demasiado entusiasmo en mí.

Trabajé durante unos meses en el mismo lugar de mis pasantías, tratando de superar el Síndrome del Impostor que me aquejaba a diario.

Sin embargo, un evento traumático me obligó a dejar Venezuela. 

Decidí emigrar a Colombia, para empezar una nueva vida en una tierra no muy distinta a mi hogar, con gente cordial y cálida. 

Con sólo un par de maletas, nada más bajarme del avión, me dispuse a encontrar trabajo. Envié incontables hojas de vida al día. Tuve entrevistas en empresas de lo más variadas: Desde grandes farmacéuticas, multinacionales con cientos de empleados, hasta negocios diminutos que operaban en el porche de una casa.

La fortuna me sonrío y conseguí un muy buen trabajo, con una paga decente para alguien con poca experiencia como yo.

Con el tiempo, ya reconciliado con el hecho de que mi preparación era insuficiente, con esfuerzo y dedicación, fui recuperando la confianza en mis habilidades.

Al cabo de unos meses, logré traerme a mi mamá. Por un lado, tenerla conmigo, lejos de la terrible situación que se vive en mi país, me daba una inmensa calma. Por otro, mi situación económica se deterioraba con gran rapidez.

Mi primera reacción para aliviar mi situación fue pedir un aumento en mi trabajo. No funcionó.

Después, empecé a vender algunas de mis cosas por Internet. Aunque hice algo de dinero extra, no era una estrategia sostenible.

Un día ví un video de un tipo hablando sobre emprendimiento, así que pensé: “Qué carajos. ¿Por qué no?”

¿Mi primer emprendimiento? ¡Venta de empanadas y sandwiches! ¿A quién? A nada más y nada menos que a mis compañeros de trabajo ?. 

Bueno… Eso tampoco funcionó. Resulta que venderle comida grasienta a 20 personas, todos los días, es un plan de negocios… Limitado. ¿Quién lo hubiera dicho?

Tocando Fondo

Mi espiral descendente me llevó al punto en el que no podía seguir yendo a la oficina por no tener el dinero suficiente para pagar el autobús. 

Peor aún: Mi sueldo no me alcanzaba para comprar comida, por lo que todos los meses hacía las compras con la tarjeta de crédito, apilando más y más y más deuda, sólo para poder subsistir.

Un día recibí una oferta de trabajo de una importante empresa local. La paga era mucho mejor, pero las aptitudes que pedían estaban por encima de mi nivel en ese entonces.

No importó. Decidí arriesgarme y, milagrosamente, obtuve el trabajo. 

Mi escasa preparación para el rol hizo que mis primeras semanas en el cargo fueran una verdadera pesadilla. Me preparé lo mejor posible para maquillar mis carencias, pero los jefes y mis compañeros comenzaban a pensar que, tal vez, contratarme había sido un error.

Obsesionado con revertir la situación, agudicé mis sentidos en búsqueda de oportunidades que me permitieran destacar. Una no tardó en llegar. Un día, nuestro jefe convocó a nuestro equipo a una reunión para hablarnos de un concepto que estaba revolucionando nuestro campo en Estados Unidos y en Europa: machine learning. Nos recalcó que como empresa tecnológica, debíamos apuntar en esa dirección.

¡Ahí estaba, mi oportunidad! Agradecido con los dioses de la computación, me fijé la meta de convertirme en la autoridad, en el experto en machine learning de mi equipo.

Me obsesioné con el tema, estudiando en mis horas de almuerzo, en mis ratos libres, en las noches cuando llegaba a mi casa y en las mañanas antes de partir a la oficina. Realmente quería demostrar mis aptitudes.

Todo marchaba bien hasta que un día el hacha cayó sobre mí… Tan sólo dos meses de haber empezado en este empleo, había sido despedido.

Mi Carrera, Mis Términos

Una vez más, me encontré a la deriva.

Eventualmente conseguí otro trabajo que me permitió mantenerme a flote, y aunque no tenía nada que ver con machine learning, mi interés por el campo seguía ardiendo dentro de mí.

Decidí hacer la transición. 

Investigué lo más que pude sobre el área y todo apuntaba a que tendría que hacer un posgrado para siquiera ser considerado para un empleo en machine learning. Peor aún, en Colombia no existía un mercado para el aprendizaje automático en esos años (2015 y 2016).

Estaba decidido, obsesionado con volverme un experto en machine learning, pero no por ello volvería a caer en la misma trampa de un título de educación superior. No,

señor. Esta vez haría las cosas a mi manera: estudiaría por mi cuenta (después de todo, es lo que hice en la universidad). 

No fue fácil. Casi todo mi tiempo libre lo dediqué a devorar cursos en línea, a hacer tutoriales, a realizar proyectos, a armar mi portafolio.

Sabía que la falta de un cartón oficial, de una “credencial” jugaría en mi contra, por lo que me centré en implementar montones de proyectos que demostraran mis habilidades.

Aunado a la dificultad propia de estudiar un tema tan técnico como la inteligencia artificial está el hecho de que, virtualmente, no existen buenos recursos al respecto en español. 

Sí, soy uno de los más de 500 millones de habitantes de este planeta que habla español, el segundo idioma más popular en el mundo, y aún así tengo que recurrir a un lenguaje que no es mío para simplemente instruirme en algo que me interesa.

Poco a poco las cosas se fueron dando. Empecé a ser contactado por recultadores, personal de recursos humanos y colegas que vieron en mí a alguien competente en machine learning, que sabía lo que hacía, a pesar de no contar con un posgrado o Ph.D.

Empecé a trabajar con clientes de América Latina, Estados Unidos y Europa. Por supuesto, la enorme distancia territorial nos obligó a pensar “fuera de la caja”, por lo que el teletrabajo se volvió mi estándar.

Paulatinamente mi situación financiera mejoró. Ya no tenía que endeudarme para comer. Podía permitirme uno que otro lujo, e incluso ahorrar. 

Cada nuevo contrato, cada nueva relación laboral supuso un incremento sustancial en mis ingresos y, más importante aún, en mi libertad.

DataSmarts

A finales de 2017 empecé un blog llamado DataSmarts, con el fin de compartir mis conocimientos, mi aprendizaje, con el mundo.

Con el objetivo de llegar a más gente, escribía en inglés, pero algo no se sentía bien…

¿Por qué tenía que producir contenido en otro idioma? ¿Realmente el mundo necesita otro blog de machine learning, especialmente en inglés? 

No, definitivamente no. Existen excelentes, maravillosos recursos para el público anglosajón, como [Machine Learning Mastery] y [PyImageSearch].

No. Lo que el mundo, mi mundo, nuestro mundo hispano necesita es la capacidad de enfocarse en el fondo, no en la forma. 

Lo que nuestro mundo necesita es desarrollar rápidamente el inconmensurable talento que habita en nuestros países, para generar un cambio en la sociedad, para producir prosperidad, para impulsar nuestra cultura, nuestra industria, nuestra propuesta de valor, en vez de formar cerebros que se fugarán por carencia de oportunidades.

Así, pues, en 2018 cambié mi estrategia, centrando mis esfuerzos en la comunidad hispanoparlante, reviviendo mi antigua pasión por enseñar de manera sencilla y amigable, sin florituras, 100% en español, porque el idioma no debe ser una barrera al aprendizaje.

¿Qué Sigue?

Llámame idealista si quieres, pero mi meta deinitiva es crear un impacto real, medible y duradero. 

Estoy convencido de que machine learning y computer vision son el presente y el futuro. Más aún, creo que los hispanos merecemos no sólo participar, sino dar forma a dicho futuro, en nuestras familias y comunidades. 

Creo que tenemos el deber de alcanzar nuestro máximo potencial profesional, no sólo por nosotros, sino por aquellos que nos rodean. Creo que en vez de buscar oportunidades fuera, debemos forjarlas dentro.

Mi meta, pues, es ofrecer este espacio para que todo aquel que desee formar parte de esta industria pueda hacerlo con la menor fricción posible. 

¿No sabes inglés? No importa, ya sabes un idioma, ¿por qué deberías aprender otro?

¿No puedes costear una universidad? Está bien, aquí encontrarás cientos de tutoriales gratuitos, y contenido premium por una fracción del precio.

¿No toleras la idea de fórmulas, teoremas y libros de texto? ¡Yo menos! Hagamos del aprendizaje algo dinámico y divertido.

¿Lograré cambiar el mundo? Puede que sí o puede que no. ¡Lo que sí es seguro es que no dejaré de intentarlo! ?